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Sustentación y subsidios

Estimados amigos y lectores, hoy hacemos una nueva entrega y he tomado como tema uno que es realmente álgido por las aristas que representa y es el tema de los precios de sustentación para los cultivos en el Ecuador.

Desde el punto de análisis se deben tomar en cuenta algunos puntos, siendo el principal la fuerza y peso que tienen los actores en la oferta y la demanda, para lo cual en efecto debería funcionar a más del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGAP) la Superintendencia de Control de Mercado, puesto que ciertamente hay productos en los cuales los compradores son quienes definen el precio y eso genera especialmente en los pequeños agricultores pérdidas por cuanto no alcanzan a recuperar con la venta todos los costos incurridos.

Ahora, hay un punto que siempre he tratado con varias personas y en el que he afirmado que los maravillosos suelos que tiene nuestro país, junto con su luminosidad y otros factores que nos hacen un país privilegiado para la agricultura en general ha generado un bajísimo nivel de inversión en mecanización y tecnificación, lo que da como resultado altos costos de producción y bajísima productividad por hectárea. Por ejemplo, en el arroz, según los datos publicados por la FAO en el 2017 (Cuadro adjunto), el mejor rendimiento por hectárea en la producción lo logra Uruguay con 8.5, seguido por Perú 7.19 y nuestro Ecuador, lamentablemente está dentro de los peores con un rendimiento 2.98 toneladas promedio por hectárea.

Con lo expuesto entonces, viene la gran pregunta, ¿Funcionan realmente los precios de sustentación y el tener proteccionismo arancelario sobre productos como el arroz por tantos años? La respuesta desde mi punto de vista es que los precios de sustentación, al igual que los subsidios, no funcionan sino tienen una estrategia detrás de los mismos que apunten a objetivos claros, siendo el principal, la tecnificación y mecanización de nuestros cultivos, puesto que de esta manera se logra obtener mejores costos de producción y como consecuencia mejores precios hacia los consumidores tanto nacionales como internacionales, volviendo así a ser nuestro país una potencia mundial agrícola y acuícola, pues nuestra ubicación geográfica nos permite tener un nivel de calidad en nuestros productos que es ya reconocida mundialmente, situación que si se acompaña de un precio, que sea cada vez más competitivo, podemos irnos especializando cada vez más y aquí si como país de manera gremial y gubernamental generar más investigación y desarrollo para que nuestras variedades sean únicas e irrepetibles y no copias de patrones, para que los rendimientos sean cada vez mejores en calidad y productividad, de tal manera que no tengamos miedos y paradigmas al momento de aperturar nuestros mercados a los internacionales con los tratados de libre comercio que permitirán a nuestro país acceder a mercados cada vez más grandes, con mayor cantidad de consumidores que a su vez tienen incluso mayor capacidad adquisitiva, posicionando así nuestra marca ECUADOR, como ya sucede en el banano, camarón, flores, cacao y café, entre otros cultivos, que han logrado reconocimiento mundial.

Un cordial saludo y hasta la próxima publicación en la que trataremos los temas de la industrialización de las producciones agropecuarias en varios capítulos por cultivos.


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